Este que escribe es estudiante de Educación Social por la UNED, y en los foros de una de mis asignaturas ha saltado la polémica: varios estudiantes habían expresado explícitamente su intención de compartir libros escaneados en pdf, haciendo caso omiso a las advertencias de los profesores sobre la ilegalidad en la que podrían estar incurriendo, hasta que estos se han puesto serios y han tomado cartas en el asunto.
Algunos alumnos, en sus intervenciones, justificaban su intención de acudir a la ilegalidad amparándose en la inmoralidad y en el abuso de los precios. “El negocio de la educación”, lo denominaban muy acertadamente. Para que se hagan una idea: todos los libros básicos del primer curso del Grado de Educación Social cuestan en total 545,95 euros. Si no, hagan ustedes mismos la cuenta visitando la página web de la librería.
Yo, al igual que otros compañeros, me he expresado muy claramente en los foros. Hace unas semanas dije, entre otras cosas, que si una persona no podía costearse un libro y el hecho de privarse de él le iba a arrebatar la oportunidad de aprender y aprobar la asignatura, que era partidario de la ilegalidad ya que, en una situación así, no lo considero inmoral, pues la educación de quien se quiere abrir camino en la vida es más importante que los derechos de autor.
Y hace tan solo dos días, tras comprobar que los profesores no respondían ante el verdadero debate que los alumnos les habíamos planteado, les envié un mensaje directamente a través de los foros. Les dije que cuando surge un debate social, ya sea en la calle o en Internet, este no puede ser ignorado y responder solo con el libro de leyes en la mano; que hay que sentarse, intercambiar impresiones de un modo sincero y escuchar atentamente la postura del otro, que hay que reflexionar y hacer autocrítica.
Por eso, para mí – y esto lo digo ahora-, copyright y educación social son incompatibles. No se puede ir por la vida predicando lo social amparándose en los mecanismos restrictivos y opresores del Capitalismo.
Algunos alumnos, en sus intervenciones, justificaban su intención de acudir a la ilegalidad amparándose en la inmoralidad y en el abuso de los precios. “El negocio de la educación”, lo denominaban muy acertadamente. Para que se hagan una idea: todos los libros básicos del primer curso del Grado de Educación Social cuestan en total 545,95 euros. Si no, hagan ustedes mismos la cuenta visitando la página web de la librería.
Yo, al igual que otros compañeros, me he expresado muy claramente en los foros. Hace unas semanas dije, entre otras cosas, que si una persona no podía costearse un libro y el hecho de privarse de él le iba a arrebatar la oportunidad de aprender y aprobar la asignatura, que era partidario de la ilegalidad ya que, en una situación así, no lo considero inmoral, pues la educación de quien se quiere abrir camino en la vida es más importante que los derechos de autor.
Y hace tan solo dos días, tras comprobar que los profesores no respondían ante el verdadero debate que los alumnos les habíamos planteado, les envié un mensaje directamente a través de los foros. Les dije que cuando surge un debate social, ya sea en la calle o en Internet, este no puede ser ignorado y responder solo con el libro de leyes en la mano; que hay que sentarse, intercambiar impresiones de un modo sincero y escuchar atentamente la postura del otro, que hay que reflexionar y hacer autocrítica.
Les expliqué que, desde mi punto de vista, no se nos puede inculcar en la carrera el valor de la educación como un derecho humano para toda la vida y al mismo tiempo poner obstáculos económicos a los propios alumnos, teniendo constancia de que los hay que sufren verdaderas dificultades para acceder a dicha educación. Les manifesté que, precisamente en nuestra carrera, Educación Social, esa actitud le resta credibilidad a lo que estamos estudiando.
Para terminar, les adjunté un ejemplo de lo que, en mi opinión, debería ser una tendencia a seguir en la UNED, sobre todo en nuestra carrera. Se trataba del libro “Rumbo Al Cosmos”, de Javier Casado, un libro acogido a una licencia creative commons. En él, el autor permite la difusión gratuita de su obra y propone que, una vez leído, si ha gustado, se le abone de modo voluntario la cantidad que se estime oportuna. No olvidemos que, al fin y al cabo, detrás de cada obra hay muchas horas de trabajo y dedicación.
El caso es que el autor deja las puertas abiertas a que alguien sin recursos económicos pueda acceder a su obra. No te exige que le enseñes el dinero antes de compartir contigo sus conocimientos.
Pedro Pérez Linero
Pues me parece que llevas toda la razón. Ellos mismos se contradicen, no se quieren pillar los dedos ante la ley, porque si lo permiten en su foro ellos se llevan la culpa en cierto modo. Pero es muy fuerte que cueste ese dineral y no os proporcionen ningún medio gratis o barato para aprender y aprobar las asignaturas. Está muy mal montado y tienen la cara muy dura.
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