domingo, 27 de marzo de 2011

Radio Celeste

                                AMOR Y MUERTE

A mi cuñada
y con su permiso, también a mi amigo Terry

Pensaba esta tarde que posiblemente escribimos más sobre aquello que desconocemos, como si con este ejercicio nos enfrentásemos en voz alta a nuestra propia ignorancia, al misterio, a la admiración que éste nos produce, a sus lecciones de humildad.

A nadie se le escapa que la muerte –junto con el amor, inseparables a veces- es uno de los grandes misterios a los que la Humanidad se ha venido enfrentando desde tiempos inmemoriales. De no ser por ella, la Poesía, sin ir más lejos, se hubiera visto privada prácticamente de sí misma, o al menos, miles de páginas nunca hubieran visto la luz.

No obstante, estos días he estado pensando en algo que se me revela como algo, quizás, más misterioso. Me refiero a nuestra relación con los muertos, a cómo nos negamos a romper lazos aun habiendo asumido lo terrible de la noticia, o incluso habiendo pasado ya el tiempo. Siempre nos queda una palabra que dirigirles. Les hablamos -aunque sea sin despegar los labios-, les escribimos notas, versos... Les abrimos, en definitiva, nuestro corazón.

Un ser querido podrá habernos dejado en una fecha y en una hora concreta, pero el amor, por fortuna, no funciona de ese modo, sino que va mucho más allá. El amor nos ennoblece, se convierte en el único medio de que disponemos para vencer a la muerte, al tiempo que aceptamos nuestra derrota.
Y es que así de maravilloso, aunque a veces lo olvidemos, puede resultar el ser humano.


Pedro Pérez Linero

2 comentarios:

  1. Desconocía esta faceta tuya, y no te expresas nada mal querido Pedro.
    En cuanto a lo que comentas sobre los muertos, tienes toda la razón. Yo sigo dando vida a los míos. Amén de que es una forma de mantenerlos vivos de alguna manera. Y si somos energía, que lo somos, esta nunca muere, y eso está científicamente demostrado.
    Un beso
    Maria Teresa Domínguez Panal

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  2. Me resulta imposible pensar sin ellos, están en mí, forman parte de mí, son conmigo… y parte de lo que soy.
    Y tienes mi permiso ¡picha!

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